UN NUEVO CAMINO
No quiero seguir colocando mis poemas en el camino como señal de mi regreso a tu rostro, porque no hay regreso, acabo de ver mis huesos enviando señales hacia otro lugar, una fogata, tenue como aquellas miradas disueltas en el humo protesta a lo lejos, nos acerca a su abrazo tibio, a sus conversaciones, a esa tentación de cercanía que siempre pernocta en la puerta de cada deseo.
No voy por tu voz, ya quedo alojada en aquellas palmadas de olvido, voy rumbo a la ciudad desconocida, a recorrer esas calles que son descritas en la nostalgia, en la simple conversación de dos personas que apenas comienzan a dibujar esos pequeños gestos que tantas veces atraen los atardeceres.
No puedo decir que eres un fragmento de ese ramillete de malos recuerdos porque no es cierto, jamás escribiré tu nombre en paredes inhabitables, porque desde aquella tarde donde escribiste mi nombre en tus añoranzas descubrí que eres ese Ángel guardián que todos añoran, esa caricia que te recorre los lugares más íntimos de tu cuerpo, que va mostrándote el camino y te protege de cualquier amenaza.
No puedo olvidarte pero si puedo volver a enamorarme.
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