LOS RECUERDOS DEL TIEMPO
Tu cuerpo me recuerda el rio
el pueblo y sus calles polvorientas
las casas con sabor a humedad
que describen la sonrisa
desde su eternidad olvidada
desde aquella estrella huérfana
que recorre el destino
punta por punta
donde siempre termino
sumergido hasta mis recuerdos
a donde voy en busca de aquellas
conversaciones que permanecen
atadas a los besos que nacieron
justo en la parte trasera de la iglesia
en ese laberinto de ensoñaciones
que habita en la pradera
en la margen derecha
de aquellas ilusiones
de aquellas campanadas
que nos llamaban a la cordura
que nos despojaban de la desnudez
de las sonrisas repletas de complicidad
de esas insinuaciones que rebotaban
de rosario en rosario buscando el perdón
la simple corazonada de una historia
que abruma los secretos más íntimos
de esa ternura errante que fue eternizada
por la mano poderosa del pintor azul
el mismo que describió el paraíso
desde lo alto de una montaña malcriada
Yo siempre regreso a los escándalos
a esas culpas que ya nadie quiere reconocer
a esas caminatas por aquellas guardarrayas
repletas de frutas, polvo y deseos reprimidos
con hileras tan dulce como el aroma del café
porque si nadie piensa en la dulzura de un aroma
hasta que no la convierte en un sorbo
hasta que no asesina su presencia por la veracidad
por el limite y esas costumbres de vaticinar
el futuro a través de los restos humeantes
que siempre quedan en el fondo del alma
Yo siempre regreso a ese rincón del rio
a la poza donde desnudos descubrimos la pureza
las ansias repletas de imágenes sobre el tiempo
y su cercanía para el resto de aquellos árboles
que nadie sabe por qué no han podido ser derribados
aunque si desapareció ese sendero
que abre al tiempo
aquellas palabras sin rumbo
que cohabitan con las caricias
y algún que otro eco de aquellas
campanadas que aun hoy
deambulan desde su sueño
como los fantasmas
como los que un día
creyeron en la nostalgia
de un pueblo que jamás existió
que fue fundado por un recuerdo
por una similitud entre dos palmeras
la curiosa apología de una imagen
que tampoco existió del otro lado
de ese rio tan grande
como la imposibilidad
como ese viaje sin retorno
ese exilio abrumador
esa cascada de recuerdos
que va y viene, que nos ayuda a crear
aquellas pinceladas que flotan
en nuestros deseos más íntimos
pero no estamos, no llegamos
mas allá de esa línea inexistente
donde adivinarte será la siguiente historia
el paso callado desde tu nombre
hasta ese misterioso tatuaje
que aparece en mi espalda
que no he podido recordar
si fue impregnado
con tu sangre
o con el sabor de tus besos
más ardientes
pero ese será el nuevo escándalo
que recorrerá las calles del pueblo
la nueva conversación entre damas
sin rostro y hombres grises
que colocarán su rostro en la oscuridad
para evitar la vergüenza de ser vistos
Voy de regreso a la voz que me nombra
a esa misa que fue bendecida
arrancada desde púlpito
tan alto como la egolatría
y aquellos suspiros
que todos escucharon
en la tarde donde aquella señora
robo la virginidad cuestionada
del párroco y esas excusas
que siempre ofrecía para encubrir
la huella de esos diezmos
que siempre terminaban
en las ferias domingueras
Voy de regreso
alejándome de tus caricias
de aquellos grafitis que siempre
dibujabas para mi en las paredes
de ese callejón tan sensual
como el aroma de sus gardenias.
Escapo porque no puedo quedarme atado
a ese pasado aunque estés nombrándome
porque no verte es descubrir la tristeza
pero verte desde tantos recuerdos
es ser descubierto por uno mismo
en las entrañas de la tristeza
pero regresaré, bien sabes que lo haré
porque tampoco puedo quedarme
atracado en este puerto tan solitario
como un atardecer soleado
en las riberas del Polo Norte
y porque debo descubrir
cuál fue el origen
de ese tatuaje en mi espalda
Óleo con espátula sobre lienzo
La sencillez sin calles
Cecilia Revol Nuñez
1 comentarios:
Al entrar en este poema lo hago con sigilo casi temor, sentimos a fantasmas imaginarios que nos miran desde su irrealidad, por todo el recorrido que hacemos en el pueblo en el que quedamos atrapados en un realismo mágico que recorre sus calles polvorientas, la humedad se respira desde los rincones de las casas olvidadas, la sonrisa también se ha escondido en esa estrella huérfana...como fantasmas de un pueblo que jamás existió las palabras lo recorren,solo flotan pinceladas en los deseos ...vuelven los recuerdos a atrapar el alma que nos van acercando al campanario donde solo se oyen los ecos … toda una atmosfera de evocación y misterios quedan atrapadas en la complicidad de las campanadas ,algo no esperado nos sorprende y es ese toque de color del pintor azul que le dara al poema un nuevo color, el poema gris se nos convierte en azul por la magia del poeta.…
Pero en ese pueblo abandonado... no se por que me empeño en compararlo con Comala, el de Juan Rulfo, hay aromas en el sorbo del café que puede vaticinar el futuro en los restos humeantes que quedan en el fondo del alma....sigo pensando en el mundo surrealista casi mágico...esas damas sin rostros, los hombres grises que se ocultan en la oscuridad...el pueblo nos sigue embrujando, de nuevo en Comala con la señora que robo la virginidad cuestionada del párroco.... las ferias domingueras que estan solo en los recuerdos.
Un nuevo aroma de gardenias nos aprisiona...pero el desea escapar siente que no puede quedarse atado al pasado y a los recuerdos no quiere volver a la tristeza de no verla y…se vas tras el misterio del tatuaje en su espalda….
He querido recrearlo para de alguna forma quedarme con algún fragmento de este hermoso poema que a mi me atrapa y me vuelve al mundo mágico tan latinoamericano de Isabel Allende y García Márquez y Juan Rulfo por cierto bien favoritos míos...felicidades
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