Estas tan lejos, tan atada a mis recuerdos que te me pierdes entre una nube de dolor y destino. Aun no puedo sentarme frente al mar sin que tu brisa acaricie cada palabra que sale de mi alma, sin que ese olor ensalitrado penetre en mi silencio, en mi añoranza, provocándome a evocarte, a sentirte tan cercana como las estrellas, porque estas distante en la imposibilidad de verte, de caminar por tus calles, de retomar esas viejas historias de amor que tanto claman por mi presencia y es que tu fantasma, el mismo que impide al sol mostrar su sonrisa, no me permite regresar a tu voz y besarte, amarte desde esa nostalgia que tantas veces provoca mi dolor.
Estas tan lejos, adormilada en mi recuerdo, existiendo en tu dolor, respirando ese rencor que nace de la intolerancia, atada a tus costumbres, mostrandonos las heridas de tu cuerpo, y sin embargo estás en mi deseo, en esa sonrisa que congelada quedo en mi recuerdo, en esa música, en ese olor a tabaco, en ese ron que nace de tus entrañas, y asi llegas, asi te incrustas en mi alma.
Estas tan lejos que no puedo tocarte, que no veo tus luces a lo lejos, que no puedo sentir tu aroma, y sin embargo no quiero llorarte, porque no te mereces tanto dolor, porque necesitas de nosotros para levantarte, para romper tus muros y regresar a la vida.
Ahora quiero estar en tus calles, aunque ya no soy de tus costumbres, porque ya no soy de ningun lado, pero quiero verte, caminar desde mis recuerdos y sentirte real, no me importa que ya no están aquellos que junto a mi escribimos sobre tu adolescencia, sobre esa timidez no tan real de tus besos.
Ah mi Habana regalame ese beso desde tu amanecer...
1 comentarios:
La ciudad la transformas como un raro misterio en una dama distante y amada , asombras a la poesía y te saluda, acaricia tus palabras hermosas de poeta privilegiado, quiere regalarte su mejor sonrisa como al hijo bueno que la ama y la transforma en su amante ,no puede ya …pero no puedes escapar. Sueñas con esos fantasmas que te atan a su destino. La soledad te envuelve en los recuerdos y se hace cómplice en las nostalgias de los días sin escuchar sus gemidos ajenos en el dolor que provoca lo que deseamos en la imposibilidad. Como una mujer coqueta y esquiva se incrusta en tu alma pero ya no es real, la reinventas, no te pertenece, la timidez te impide besarla, reconquistarla y le pides un beso con la inocencia de un niño inocente y vergonzoso. Lindo, me robas el alma, gracias. .
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