martes

BUSCANDO EL TIEMPO
El tiempo que circula contrario a la llovizna, el mismo tiempo que agoniza en la hojarasca o cubre el pasto con su manto blanco, siempre en la misma silueta o en conversaciones generacionales sobre la copa de un sombrero o el bastón inverosímil que se utiliza para comprar esas dos gotas de silencio, esa burbuja, esa mano que se acerca para cubrir mi espalda desde una caricia, no es la absurda ranura sino la moneda que se despierta y no quiere entrar, no quiere comprar el siguiente gesto o quién sabe cual será el próximo escondite de su sombra, porque no estamos cerca de ese tiempo para atraparlo, no estamos en condiciones de esgrimir una sola palabra, tomar esa alfombra persa para escapar, nuevamente hay que escapar, se nos pierde la vida, no encontramos más huellas o si, si están las huellas de las huellas, está la tortuga que vocifera su altisonante risa, estamos todos, no puedo atrapar al tiempo, no ese tiempo, ya pasado, quiero traerlo de regreso, volver a retomar cada escalón aunque gaste otros cuarenta años de mi vida en llegar a la cima, otra vez, no quiero remontar la siguiente colina, quiero quedarme justo en esta cima, ver el paisaje, los árboles danzantes, aquella mariposa que embriagada de polen se convierte en milagro, se convierte en parte del tiempo, en esa sensación de escribir cada letra de tu nombre o el mío como parte del conjuro para atraer el tiempo, no hay brujas, no hay hechizos, estamos abrazados desde la monotonía, es justamente ese fragmento de color desprendido de la luz, de la mariposa redentora quien se acerca desde lejos para colmar desde la frente un beso, no hay baile, no hay alondras, quizás esa calabaza tierna sea el próximo escondite para cada uno de los pecados que me persiguen, o esa rosa azul quien tome cada lamento y los convierta en caricias, en el eco rotundo que jamás llega o que llega tarde, mucho tiempo después de la palabra, cuando el destino ya ha pronunciado más de cien veces nuestros nombres y ha cerrado la puerta que cubre la salida, el escape como prefieres nombrar.

Estas allí, acostada en ese rincón repleto de maletas ajenas, de voces, de canciones que jamás lograrás aprender, estás allí quién sabe por qué y no importa, bendices mi voz, es suficiente, corres a mis manos, comenzamos nuevamente a descubrir por donde se esconde la ruta de entrada, el acceso al misterio, a la magia de los duendes, a esa pócima que nos librará del encantamiento de las brujas, no, no podemos escapar sin antes escribir nuestros apellidos en las banderas, dejarlos allí, escondidos de la pereza, perdonar el sentido y correr, simplemente correr por el mismo sendero que utiliza el amanecer para marcharse, quién sabe, tal vez por estos rumbos este escondido el tiempo, tal vez por estos rumbos podré besarte sin sentir la culpa de un pasado, para eso necesito el tiempo, para eso necesito del conjuro y tu voz, ah tu voz jamás comprende el sitio exacto donde vamos, porque siempre pide escuchar el eco antes de murmurar el lamento, no sé, vamos a caminar, vamos por ese sendero a conquistar el destino, mañana ya veremos el color de la siguiente primavera, aún es muy temprano y tengo deseos de besarte...

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