sábado

DIVAGANDO POR EL TIEMPO




No es esa mano colocada sobre la mesa la que muestra el camino hasta la ciudad, hasta la primera nota de esa canción que jamás escucharás para despertar, esa consonante que se mueve entre dos hojas que caen lentamente recordando la tristeza de un poema que jamás será escrito por el olvido, por las caricias, por ese irresistible olor a humedad que se filtra desde el aburrimiento. Es la voz, no hay dudas, es su aliento que se desprende en esa silueta, que predice aquellas tormentas que jamás serán anunciadas para no molestar, para evitar la burla de las palomas, no se debe caminar en voz baja, al menos delante de los espejos.

No es la poesía, para que culparla de nuestro destino, porque empeñarse en vestirla con harapos si es la fiesta, es el momento de imponer un beso en la tertulia, nadie quiere exponer el punto exacto donde veremos la nostalgia, porque así ocurre el tiempo, primero descubrimos el camino y luego nos perdemos en él, entonces nace la nostalgia, aquellos deseos que recorren el cuerpo, que nos acarician, que nos devuelve ese pequeño instante donde aflora la sonrisa antes de gritar, antes de comenzar a protestar por perder la ruta.

Estamos de regreso, apenas encontramos la luz y comenzó a llover, no hace falta más que un beso para que abra el otoño, no sé vamos a caminar, quizás encontremos ese fragmento perdido que nos conducirá a la montaña, al menos tomaremos el mapa para evitar perdernos. Seremos los conquistadores de la cima, los saltos y esa mancha blanca que se derrite en la nostalgia desaparecerán solo si logramos escribir la palabra sobre la huella de la duda, quien sabe, mejor abrir los ojos y escribir en la palma de la mano aquellos buenos deseos antes de que escapen por la puerta trasera.

2 comentarios:

mia dijo...

Rescatar la poesía...

Ni tan ardua tarea

cuando la alegría

pide tal emblema

salir mostrar

pronunciada,gritar...

Bella tu manera

de decir y pensar...

besos

Graciela "Boticaria"- Boti dijo...

Excelente escrito, un placer para mis ojos al leerlo y para mis oídos al escuchar estas palabras perfectamente dibujadas, palabras que acarician el alma como la poesía. Un abrazo-Graciela.

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